Entendiendo la Ansiedad: Cómo la Evitación puede exacerbarla

Entendiendo la Ansiedad: Cómo la Evitación puede exacerbarla

La ansiedad es una experiencia común que afecta a millones de personas en todo el mundo. A menudo, la ansiedad se manifiesta a través de síntomas físicos y emocionales que pueden interferir significativamente con la calidad de vida. Uno de los mecanismos que pueden perpetuar la ansiedad es la evitación, una estrategia de afrontamiento que puede tener consecuencias contraproducentes en el largo plazo

En nuestra experiencia de evitar las emociones incómodas quizá nos haya pasado aplazar ir al médico por tener miedo a que nos dé un diagnóstico o cancelar planes con amigos por temor a recibir una crítica, procrastinar tareas importantes por temor a fracasar. Puede también que nos hayamos sentido ansiosos en lugares públicos concurridos o tratar de no hablar en público por el miedo al ridículo. Todos estos eventos tienen en común tomar un camino rápido para evadir el sufrimiento o el dolor que estas situaciones generan.

Desde niños hemos aprendido a lidiar con las emociones displacenteras. Es probable que tengamos relaciones muy ambivalentes con ellas, pero arraigadas en nuestra historia y nuestro aprendizaje.

En este artículo haremos una breve revisión sobre que es la evitación y su relación con la ansiedad, como se da el ciclo de la evitación y cómo podemos afrontarla.

¿Qué es la evitación?

Cuando experimentamos ansiedad, nos sentimos muy mal, buscamos la manera de reducir la incomodidad, tratando de no enfrentar aquello que nos causa malestar.

Esto puede resultar útil en ciertas situaciones a corto plazo, pero puede ser muy perjudicial a mediano y largo plazo pues puede incrementar la intensidad de la emoción.

¿Cómo es el ciclo de evitación de la Ansiedad?

La evitación puede desencadenar un ciclo de ansiedad que perpetúa el problema en lugar de resolverlo. Cuando una persona evita una situación temida, puede experimentar un alivio inmediato de la ansiedad. Sin embargo, esta evitación refuerza la creencia de que la situación es peligrosa, lo que aumenta la probabilidad de evitarla en el futuro. Con el tiempo, este patrón de evitación puede limitar la vida de la persona, aumentando la ansiedad y disminuyendo su capacidad para enfrentar los desafíos de manera efectiva.

¿Cuáles son los tipos de evitación de la ansiedad?

Evitación Sutil: Se da cuando hay pocas probabilidades de que haya escapatoria a la emoción que nos incomoda. Indirectamente, intentamos hacer cosas para calmar el malestar, por ejemplo: evitar el café para no tener pánico o ponerse audífonos al almuerzo para que nuestros compañeros de trabajo no nos hablen si padecemos de ansiedad social.

Evitación Cognitiva: Son conductas que manifestamos y no somos tan conscientes de ellas, lo hacemos para evitar pensar, recordar o prestar atención a aquello que nos causa malestar. Podemos intentar distraernos, por ejemplo: mirando una serie de Netflix para no pensar en los problemas que tienes con tu pareja. Podemos también intentar racionalizar, por ejemplo, pensando como justificarse por no estudiar, pensando que una nota no es tan importante. También se puede utilizar la disociación, por ejemplo, tratando de no estar atentos o no implicarnos en una conversación incómoda.

Evitación con conductas de seguridad: Se da cuando no se puede evadir directamente la situación incómoda y las otras estrategias no son suficientes. Entonces, buscando que las emociones no se desborden, identificamos objetos, personas para sentirnos cómodos o seguros y así lidiar con la ansiedad de “mejor manera”. Por ejemplo: Si tenemos ansiedad social, siempre ir acompañados a cualquier evento para que nuestro compañero “nos salve” de estar solos en la reunión y evitar socializar. Si tememos un ataque de pánico, llevar siempre con nosotros la medicación por si tenemos una crisis.

¿Como es el ciclo de evitación de la Ansiedad?

¿Cómo podemos afrontar la ansiedad de manera más saludable?

En lugar de recurrir a la evitación, existen estrategias más efectivas para enfrentar la ansiedad:

Aceptación: Consiste en admitir que las acciones que hemos tomado para afrontar la ansiedad no han funcionado y, en vez de seguir intentándolo, podemos dirigirnos hacia nuestras emociones, abrirnos y experimentarlas de manera abierta y flexible, sin juzgarlas y aprender de ellas.

Mindfulness y Atención Plena: Practicar la atención plena puede ayudar a las personas a enfrentar la ansiedad al centrarse en el momento presente en lugar de preocuparse por el futuro.

Exposición Gradual: La exposición gradual a las situaciones temidas puede ayudar a reducir la ansiedad a largo plazo, permitiendo que la persona se acostumbre gradualmente a lo que les causa ansiedad.

Técnicas de Relajación: La práctica regular de técnicas de relajación, como la respiración profunda, la meditación y el yoga, puede ayudar a reducir los síntomas físicos de la ansiedad.

Buscar Apoyo Profesional: Los psicólogos y otros profesionales de la salud mental pueden proporcionar estrategias personalizadas para enfrentar la ansiedad y superar la evitación.

Conclusión: La ansiedad y la evitación son fenómenos interconectados que pueden afectar profundamente la vida de una persona. Si bien la evitación puede proporcionar un alivio temporal, puede exacerbar la ansiedad a largo plazo. Al aprender a enfrentar la ansiedad de manera saludable, las personas pueden reducir su malestar y mejorar su calidad de vida. Con el apoyo adecuado, es posible superar la evitación y aprender a manejar la ansiedad de manera efectiva.